A pesar de que siempre se ha recomendado dormir como mínimo durante ocho horas seguidas, en el pasado nuestros ancestros no lo hacían así. Resulta que nuestro cuerpo está diseñado para dormir en dos fases distintas de cuatro horas cada una de ellas. A este tipo de sueño se le llama el sueño bifásico.
Antaño cuando no existía la electricidad, se dormía en dos fases distintas: Dormían una primera fase de 4 horas, se despertaban durante 2 horas para realizar distintas actividades: ir a visitar a la familia, leer, pasear, rezar, compartir sueños etc y tras ello volvían a la cama a dormir otras 4 horas más.